jueves, 15 de enero de 2009

Cazadora de Tormentas

Hoy también hace viento como el día hermoso en el que os amaba. La atmósfera ayer, sin embargo, cargaba el aire de una pretensión extraña, la de confundir a todos los humanos con una electricidad presente como un tercer ser. Había un olor a tierra que aún no se ha mojado, y los objetos a las cinco de la tarde se paseaban por la soledad de la calle con una vida inquietante. ¿Qué era esa vida extraña que poblaba el ambiente de un modo tan claro que casi podía tocarlo? Y no se podía llamar bochorno porque no había nubes, de ahí que el cielo quería confundirnos y volvernos locos, haciéndonos esperar durante todo el día y toda la noche una tormenta inminente que no había de caer, electrificando y desequilibrando el pequeño ser natural del que aún estamos hechos, del que aún formamos parte. “Qué día tan extraño”, decía alguien de pronto, en mitad de un silencio súbito. A todos nos aletargaban el calor y el humo. Volvían las risas y las charlas densas, todo parecía normal, pero impregnada en el aire se palpaba una tensa espera. Al menos para mí. Qué día tan extraño, por fin va a descargar el cielo, pero no descarga y me va a dejar esperando con mi congoja, sin ayudarme a sacarla.

Supongo que quería que el cielo rugiera por mí, y esperaba poder hacer un ritual ayudada por la naturaleza que siempre parece ponerse de parte de uno en estos trances. Esperaba poder mojarme la cara con la lluvia y danzar. Pero con ella nunca se pueden hacer planes.

- ¿Qué quieres?
- Que caiga ya, que caiga...

Pero, con ella, nunca se pueden hacer planes.

Caminaba, pesada y desorientada, por la habitación como una parturienta a la espera. Como si en mi mismo vientre llevase, hecha carne, la carga espesa de la que quería deshacerme. Me echaba las manos a la espalda para mitigar mi dolor, y me pasaba una mano por la frente para subsanar el malestar extraño de mis átomos desconfigurados por la atmósfera. Es lo que tiene sentirlo todo. Cuando te hago el amor toco la cúpula del Universo, pero ésta es la otra cara de sentirlo todo, que cuando el Tercer Ser se presenta y sopla en tu oído tú lo oyes, lo oyes todo, y si el mundo está vibrando en negro tú vibras en negro con él.

Brrrrrrrrrrrrrrrooooooommmm por fin un trueno. La tierra se estremece haciendo vibrar mis huesos. Uno por uno chocan convirtiendo el sonido en un escalofrío que me recorre hasta la nuca, el lugar donde reside el miedo. Allí se para y me estremezco, no de miedo, de placer, al tiempo que un rayo ilumina la sala. El tercer ser que me habita se vacía con las primeras gotas que mojan mi cara en la terraza contaminada. Otro trueno. Y entonces lo sé. Tu avión ha sido alcanzado por el rayo que veré dentro de unos segundos, dos, tres, que me dirán a qué distancia volabas, cuatro, cinco, que dirán lo lejos que estoy yo de la tormenta, seis, siete, que me ponen a salvo de tí y del futuro que tendría que haber cerrado entonces, esa tarde inquieta, antes de empeñarme en ser cazadora de tormentas.

jueves, 8 de enero de 2009

Otra "LA OTRA"

Sucede en ocasiones
que se me llena la boca
de un grito dividido
Mientras yo quiero quedarme mi otra yo se desdobla y dice
*tengo que irme*
Quisiera tirar de su brazo y decirle que se quede
pero ella camina con paso apresurado, está doblando la esquina
ya llegó a otro lugar
y yo, entonces
me quedo
Ella es clara y ligera
y yo oscura y mi boca se divide en un grito de dos colores
Me como a la vez un pastel de fresa y un chile verde
Bebo aguardiente con leche para bebés
Mi labio sangra y río
mientras muerdo la Vida
su manzana y sus fracasos